La brecha oculta de seguridad en los centros de datos: hacia una custodia continua y auditable
10 de Diciembre de 2025Escribe Diego Cota, gerente regional de Ventas para Traka
Imaginemos el recorrido de un técnico autorizado dentro de un centro de datos. Al llegar presenta su credencial y accede al recinto, y antes de ingresar al pasillo de servidores necesita una llave para abrir el rack asignado. Esa llave no está en manos de un supervisor ni guardada en un cajón sin control, sino en un armario electrónico que solo la libera cuando la credencial del técnico coincide con los permisos definidos. En ese momento, el sistema registra quién tomó la llave, a qué hora y por cuánto tiempo podrá retenerla.
En los centros de datos, la precisión lo gobierna todo. Los sistemas de enfriamiento se calibran al milímetro, los servidores procesan millones de transacciones y las arquitecturas digitales se diseñan bajo principios de zero trust. Sin embargo, detrás de esta aparente perfección tecnológica persiste una brecha oculta que rara vez se menciona: la seguridad física.
El acceso a instalaciones y dispositivos compartidos suele depender de soluciones aisladas que se desarrollan por separado como registros de visitantes, pasillos de control o gabinetes de llaves con software propio; cada sistema cumple su función, pero ninguno dialoga con los demás, y el resultado es una visión fragmentada. Rastrear el recorrido de un técnico, desde la entrada hasta el núcleo del servidor, obliga a revisar bases de datos distintas y a unir piezas de forma manual.
Esa falta de integración amplifica riesgos en un entorno distribuido y regulado. Las auditorías se vuelven más lentas, las investigaciones pierden precisión y la rendición de cuentas se diluye y, en este escenario marcado por operaciones remotas, personal reducido y exigencias normativas crecientes, la incapacidad de unir accesos físicos y digitales compromete la seguridad y también amenaza la continuidad del negocio, además de la confianza institucional.
Una cadena de custodia, desde el perímetro hasta el núcleo
La seguridad física de un centro de datos no puede depender de registros dispersos ni de rutinas manuales, dado que cada acceso debe transformarse en una operación auditable y vinculada a la identidad del usuario, y hoy existen soluciones de gestión de llaves y activos que permiten extender el control desde el perímetro hasta el núcleo operativo.
Cuando un técnico utiliza un dispositivo compartido, el sistema registra automáticamente quién lo tomó, a qué hora y por cuánto tiempo puede retenerlo. Al devolverlo, la transacción queda confirmada y el historial de auditoría se actualiza y si el recurso no regresa en el tiempo estipulado, se genera una alerta inmediata a la administración. Bajo este mismo principio, portátiles, discos duros y otros equipos se gestionan con acceso controlado, registro automático y trazabilidad completa.
Así, cada movimiento físico dentro del centro de datos se integra en una cadena de custodia continua, y la misma credencial que habilita el acceso también regula el uso de llaves y recursos, eliminando puntos ciegos y asegurando que la seguridad física y digital hablen el mismo lenguaje.
Para lograrlo, es necesario contar con plataformas de coordinación que centralicen la gestión. A través de una interfaz web, estas soluciones permiten administrar permisos, supervisar transacciones y generar reportes en tiempo real y así, lo que antes obligaba a comparar registros dispersos, se convierte en un historial único y coherente. Ese registro está disponible para auditorías, investigaciones o monitoreo operativo, y garantiza que la protección física se mantenga alineada con los mismos principios de continuidad y transparencia que rigen la infraestructura digital y de esta manera, cada acción dentro del centro de datos pasa a formar parte de una narrativa de control unificada.
Continuidad y confianza a través de la trazabilidad
La integración de la gestión de llaves y activos en una estructura integrada aporta beneficios que trascienden la seguridad operativa. En primer lugar, cada interacción queda registrada, fortaleciendo la rendición de cuentas y facilitando auditorías más ágiles y precisas. La responsabilidad ya no depende de protocolos manuales, sino de evidencia verificable que muestra con claridad quién accedió, cuándo y bajo qué condiciones.
La automatización también reduce tiempos de inactividad al eliminar procesos administrativos que antes ralentizaban la operación; así, los técnicos acceden a los recursos que necesitan sin depender de supervisión constante, mientras la administración conserva visibilidad total en tiempo real, eficiencia que se traduce en continuidad del negocio, un aspecto esencial donde cada minuto de caída representa pérdidas significativas.
El cumplimiento normativo se refuerza con la capacidad de demostrar control sobre accesos físicos y digitales dentro de un sistema verificable que responde a las exigencias regulatorias más estrictas y aporta confianza frente a clientes y socios. Además, la escalabilidad de los gabinetes electrónicos y casilleros para la gestión de llaves, permiten custodiar tanto llaves físicas como dispositivos compartidos. Gracias a esta flexibilidad, los centros de datos pueden mantener estándares homogéneos de seguridad y asegurar la misma consistencia en todas sus operaciones.
En conjunto, estos beneficios convierten la gestión de llaves y activos en un componente estratégico, con el cual la seguridad deja de ser un conjunto de herramientas independientes y se transforma en una narrativa cohesionada, donde lo físico y lo digital comparten la misma lógica de control y continuidad.
La seguridad en los centros de datos ya no puede concebirse como un conjunto de soluciones desconectadas. La integración de la gestión de llaves y activos en un entorno trazable demuestra que la solidez operativa depende tanto de la infraestructura digital como de la custodia física y al transformar cada acceso en un registro verificable y cada movimiento en una trayectoria completa de custodia, se elimina la brecha oculta que antes comprometía la visibilidad. El resultado es una operación más confiable, capaz de responder a las exigencias regulatorias y de sostener la continuidad del negocio con una narrativa de confianza y coherencia.
(*) Diego Cota: Gerente regional de Ventas para Traka





